Escribo mis primera lineas blogeras desde una altura de unos 9000 metros. Es la primera vez que lo hago, como muchas cosas en este viaje.
Me he puesto a cabilar y de 24 horas que va a tener el día que nos pasemos viajando, más de la mitad las vamos a pasar en el aire. La duda que me entra es si me saldrán varices o si rejuveneceré unos cuantos años (vayamos descartando la segunda opción). El vuelo de Madrid a Frankfurt ha sido de los más incómodos que recuerdo, y no he volado pocas veces; entre asiento y asiento había tan poco espacio que o la bandeja reposaba sobre mi barriga o mi barriga reposaba sobre la badeja. Nunca un desayuno tuvo tanto riesgo a tanta altura.
Ya en Frankfurt me he dado cuenta de que los alemanes son los reyes del orden, pero tambien los monarcas de la seriedad. No nos hemos encontrado a ningún trabajador del aeropuerto que nos echara una leve sonrisita. Eso si, el avión de Lufthansa es una delicia, grande, amplio, limpio, con Meg Ryan en pantalla luciendo cirujia estética y asientos vacios. Lógicamente te pones a pensar que en este avión solo podemos ir gente que va a adoptar y kazajos que vuelven de hacer negocios por el mundo. Los rasgos faciales denotan la cantidad de etnias que tiene este país, desde rusos, orientales, occidentales.
A la entrada había periodicos: “El corriere de la sera”, “el wunthenturgen”, etc, etc, y yo, valiente donde los haya, me pillo el único con caracteres cirílicos. “Wooouuu” diréis vosotr@s; “muy bonitas las fotos” os digo yo.
En el avión viaja con nosotros cuatro Begoña una mamá que hace su segundo viaje para recoger a su preciosa hijita de 2 añitos, estoy seguro que las 2 horas que María y Carmen llevan hablando con ella serán de lo más útiles de cara a la vida en Oskemen (o Ust Kamenogorsk para los que ya leemos cirílico).
He conseguido dormir casi una hora y creo que voy a intentar dormir otro poco ahora. No demasiado puesto que quiero dormir las horas que debo de dormir y estar bien despierto las horas que tengo que estar con los ojos como los labios de Meg Ryan (osea muy abiertos, ya que no los puede cerrar más debido a su contrato con “NEUMÁTICOS MICHELÍN”).
Ah apunto que no sé cuando tendré conexsión a Internet, con lo cual este post verá la luz de la bologosfera cuando la encuentre
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