¿Se dice pronto verdad?
Oskemen.
Legamos a un edificio, absolutamente rodeados de nieve, con una temperatura exterior de -25º y con miedo, mucho miedo. El día anterior nos habían dicho que nuestro niño tenía dos años y medio. Nuestras cabezas pensaban en un niño menor, el miedo y las dudas se apoderaron de nosotros la noche antes. Pero había que esperar, esos tres años con el alma en vilo y la desesperación amagando con aparecer constantemente no podían echarnos atrás.
Bajamos del coche y atravesamos el pasillo helado.
Un olor fuerte a cocina nos golpeó la cara cuando nos quitamos las bufandas y al poco estábamos sentados en el despacho de la directora; una señora de unos cincuenta y tantos con tres o cuatro dientes de oro brillando en cada escasa sonrisa. Presentaciones pertinentes en ingles (nuestra traductora no estaba) información sobre los niños y sin más escuchamos como la puerta se abre. Aparece el primer muchachito, el de nuestros Amigos, rubio, ojitos achinados y enorme. 18 Meses y ya todo un futuro por delante.
Se abre la puerta de nuevo y aparece caminando, con la cabeza gacha y con una capucha azul un niño precioso, pequeño, asustado, asustadísimo. La mirada perdida en el suelo y con un pequeño coche de policía en las manos. No sabemos que hacer, pero sí que pensar "que preciosidad". María está tan perdida como yo, y le digo: "levántate y cógelo".
Lo hace, Maxim no pesa nada y los corazones de mi mujer y de mi hijo laten por primera vez juntos y muy, muy deprisa.
La capucha da paso a un pelo rubio, casi blanco y a unos ojos azules grisáceos espectaculares. Está muy asustado, pero nosotros también, así que no hay que temer nada.
Nos dejan a solas con el durante 15 minutos en una salita que será nuestra casa familiar durante los 23 días que nos quedan de convivencia.
Está sano, es muy guapo y solo llorará los 4 primeros días cuando nos ve. A partir del décimo día solo llora cuando nos vamos.
Es nuestro pequeño y ya ha pasado un año desde que lo conocimos.
Muchas gracias a todos por este año, ha sido un inmenso placer
martes, 23 de febrero de 2010
lunes, 22 de febrero de 2010
domingo, 21 de febrero de 2010
El comienzo
Es un mes de celebraciones.
Hoy hace un año mi mujer y yo íbamos en un autobús camino de Madrid, con el alma en vilo, dispuestos a tomar un avión a la mañana siguiente que nos llevara a Kazajstán. Se hacía raro saber que comenzábamos un viaje de muchas horas, casi de días a un país muy lejano y que el fin de ese viaje era traer a tu hijo a casa. Hijo que no conocías, ni sabías edad, ni sexo, nada de nada.
Hoy justo 365 días después aquí lo tengo a mi lado, cuando son las 22:49 y no puede dormir y yo encantado de que no pueda.
Nunca un viaje ha sido tan completo.
Hoy hace un año mi mujer y yo íbamos en un autobús camino de Madrid, con el alma en vilo, dispuestos a tomar un avión a la mañana siguiente que nos llevara a Kazajstán. Se hacía raro saber que comenzábamos un viaje de muchas horas, casi de días a un país muy lejano y que el fin de ese viaje era traer a tu hijo a casa. Hijo que no conocías, ni sabías edad, ni sexo, nada de nada.
Hoy justo 365 días después aquí lo tengo a mi lado, cuando son las 22:49 y no puede dormir y yo encantado de que no pueda.
Nunca un viaje ha sido tan completo.
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